viernes, 10 de abril de 2009

ESTACION TERMINAL:PRIMER ESTACION DE AUTOBUSES DEL PAIS


En la jubilosa jornada del 26 de setiembre del año 1886, con la concreción de la promesa del gobernador bonaerense Dardo Rocha, se produjo todo un acontecimiento en la vida del entonces promisorio balneario. La habilitación de la línea ferroviaria hasta Mar del Plata, procedente de Plaza Constitución, en capital federal. Desaparecía la odisea que significaba completar el viaje en carreta desde Maipu, hasta 1886 punto terminal. Pocas jornadas posteriores pusieron de relieve otros problemas, aunque secundarios. Era grande la distancia entre la Estación y los lugares de residencia veraniega cercanos a la costa. El traslado final estaba a cargo de bis a bis, carlingas o charrets. La arteria principal, entonces avenida América, hoy Pedro Luro, estaba muchas veces intransitable. El primero en organizarse con un servicio regular fue el vecino Juan Balerdi, a quien la empresa Ferrocarril Sur contrato, originándose conflictos con los que realizaban esas tareas independientemente. Pero el problema mayor consistía en evitarles inconvenientes a los turistas, integrantes del reducido numero que en el país estaba acostumbrado a disfrutar de todo tipo de comodidades. La situación provoca una decisión trascendente incluso para el futuro desarrollo de la ciudad. Con el apoyo de miembros de la aristocracia y de auténticos pioneros del balneario -entre ellos el doctor Pedro Olegario Luro- se logro la sanción de una ley -25 de julio de 1908- autorizando a la empresa ferroviaria para trazar una línea entre la Estación y la costa, sobre un total de 4.900 metros. Se adquieren las tierras comprendidas entre Alberti, Alvarado, Sarmiento y Las Heras. A escasos metros donde funcionara uno de los primeros establecimientos industriales, la fabrica La Primitiva, dedicada a la fabricación de Negro Animal, Jabón y Velas. El trazado se extiende desde la Estación por el servicio a Miramar con desvío a la altura de la calle Roca y Peña, hasta hacer la entrada por Las Heras. Todavía de madera, elementalmente construida, la nueva estación, denominada Sur, se habilita el 1 de diciembre de 1910. Cuatro son las vías de acceso en las que se divide el ramal. La forma vertiginosa con que se encaran los trabajos definitivos permiten concretar la habilitación de la fastuosa construcción en la pretemporada siguiente. El 1 de octubre de 1911 se concreta el arribo de la primera maquina a la nueva y dominante estación, rodeada de solo unas pocas edificaciones y muchos baldíos. Sobre la calle Sarmiento, una torre con reloj constituye el eje de simetría, con desplazamiento hacia la esquina de Alberti. Según el proyecto del arquitecto belga Dormal, se realizara un trabajo similar hacia Rawson. El proyecto no se concreto. Pero igualmente la obra constituyo un motivo de orgullo para quienes la usufructan y los residentes que, como es habitual, han aportado su mano de obra durante todo el invierno, buscando el embellecimiento de su panorama edilicio. Respondiendo a la fluctuaciones en el uso del nuevo servicio, la extensión de la línea se concretaba en los periodos de verano. Cuando la administración de Ferrocarriles del Estado -ya nacionalizado el servicio- decidió destinarlo a terminal del servicio de transporte automotor -año 1950- también se redujo el área ocupada por la Estación Sur del Ferrocarril, ya que fueron loteadas las dos manzanas comprendidas por Sarmiento, Garay, Las Heras y Alvarado, reduciéndose a la mitad. El levantamiento de las vías se postergo durante muchos años -desde la calle Guido hasta la Estación Sur- constituyendo un motivo de estancamiento en el progreso de un vasto sector de la ciudad, entre otras cosas por afectar al transito, no solo vehicular sino peatonal, porque algunos cruces -calles Entre Ríos, Buenos Aires- eran bajo nivel. En estos últimos años, proyectada una nueva estación ferroautomotor, el destino de la estación terminal de ómnibus, ex Estación Sur ferrocarril, es incierto. Los organismos oficiales que la incluyen en sus órbitas, no han definido sus políticas. El predio esta rodeado ahora, a diferencia del lejano 1910, de un denso panorama edilicio constituido por Hoteles, chalets y propiedades horizontales levantadas en terrenos donde un siglo atrás se recomendaba combatir las viscacheras que molestarían a los primeros turistas del balneario. Paradojalmente el esplendor y la fastuosidad que el edificio y sus amplias instalaciones exhibían a principio de siglo, se fue transformando -modificaciones incluidas- en desagradable escenario de una actividad mucho mas febril, pero con escaso control y menor orden. Detalles negativos que fundamentan el deseo de su pronto reemplazo.

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